Eulalio Armas: Sabor a México - Nuestros Salterios (1997)
El salterio es un instrumento cordófono milenario. Sus más remotos ascendientes se ubican en Caldea, Babilonia, Egipto, Persia y otras culturas del Oriente Medio. Es hijo de la cítara. En el siglo XI (d. C.) se le denominaba tzantrini en Grecia, con el significante: pulsar cuerdas.
De la patria de Homero saltó al resto de Europa, incluida España, y desde sus puertos navegó a México en el siglo XVI de la mano de los conquistadores.
El salterio es una tabla romboidal de madera con cuerdas, las cuales pueden ser de 10 a 36, y se distribuyen en forma individual o por grupos de dos, tres y hasta cuatro, sin guardar un orden gradual por tonos. Hay salterios pequeños, medianos y grandes, hasta de un metro de largo. Las cuerdas son preferentemente de metal y se puntean con los dedos, uñas, plumas de ave y dedales.
En Europa se tocan con martinetes, baquetas o macillas y se disponen sobre mesas como marimbas, y en México sobre las piernas. Hay salterios con voces de tenores, sopranos y requintos, y su sonido es claramente discernible de otros instrumentos cordófonos como la guitarra, el violín o la mandolina, cuyo sonido es el que más se parece al suyo.
La mayoría de los músicos mexicanos del siglo XIX y de bien entrado el XX compusieron obras para salterio: Juventino Rosas, Abundio Martínez, Manuel M. Ponce, Enrique Mora (autor del vals Alejandra), Miguel Lerdo de Tejada, Lorenzo Barcelata, Higinio Ruvalcaba, José Herrera, Alfonso Esparza Oteo, Salvador Morlett, Cucho Monge y Roberto Montedónico, entre otros. Algunas de las piezas de Agustín fueron adaptadas para su interpretación con salterio, entre ellas la marcha Silverio Pérez y Farolito.
El desuso del salterio en México, de acuerdo con Fernando Híjar, se debió a la entronización de la guitarra a partir de la Revolución Mexicana de 1910, el decaimiento popular de los géneros con que se les identificó (vals, polca, mazurka, marcha, etcétera), y la amplia difusión que sustituyeron a estos en el gusto masivo de la gente, a partir de los años veinte, moldeado por la radio y la discografía moderna: el corrido, canción ranchera de mariachi, trova yucateca, bolero romántico.
Para los años cincuenta y sesenta la competencia fue mayor con los géneros musicales de Estados Unidos (foxtrot, swing, rock), la música afroantillana, la cumbia, baladas, música electrónica y electroacústica, etcétera. Pero el salterio no está liquidado, porque en buena parte de los estados de la República se le sigue tocando, escuchando con agrado y construyendo, comentó Híjar, quien sin embargo dijo que el número de lauderos dedicado al salterio es cada vez menor.
En compensación a este fenómeno, los pocos constructores de salterio: Miguel Pacheco, la familia del maestro Eulalio Armas, los lauderos de Altzayanca, Tlaxcala, y Victoria Garduño, de la Casa de la Música Mexicana, entre otros, están empeñados en mantener viva su voz en conciertos, fiestas, talleres, conferencias, proponiendo su rescate a un nivel de difusión más amplio.
Quizás no vuelva a estar presente como lo hizo en los siglos XIX y la primera mitad del XX, pero sería deseable que todo mundo tuviera oportunidad de escucharlo y apreciar sus particularidades. Acaso para ello tenga que dar un giro en sus tareas interpretativas y, como ya lo está haciendo Dulce Melos de Querétaro, busque darle sonoridad a otros géneros musicales. ¿Por qué no intentar hacer jazz o rock con salterio?, apuntó el investigador.
FUENTE: Comentarios de Fernando Híjar, respecto al III Encuentro Nacional de Salterio, publicados en el Sitio de “Artes e Historia México”
Repertorio:
01. La típica (2:57)
02. Recuerdo (3:49)
03. Tres piedras (2:51)
04. Rosalía (5:26)
05. De Torreón a Lerdo (4:05)
06. María Elena (3:18)
07. Morir por tu amor (4:03)
08. El hidalguense (3:19)
09. Viva mi desgracia (3:56)
10. Cuando escuches este vals (3:27)
11. Dios nunca muere (2:59)
12. Sobre las olas (3:41)
13. Alejandra (3:29)
14. Honor y Gloria (4:36)
15. Las bicicletas (2:58)
Saludos desde Tacámbaro: Balcón de Tierra Caliente.
tacamba.
Gracias Tacamba!
El salterio es un instrumento cordófono milenario. Sus más remotos ascendientes se ubican en Caldea, Babilonia, Egipto, Persia y otras culturas del Oriente Medio. Es hijo de la cítara. En el siglo XI (d. C.) se le denominaba tzantrini en Grecia, con el significante: pulsar cuerdas.
De la patria de Homero saltó al resto de Europa, incluida España, y desde sus puertos navegó a México en el siglo XVI de la mano de los conquistadores.
El salterio es una tabla romboidal de madera con cuerdas, las cuales pueden ser de 10 a 36, y se distribuyen en forma individual o por grupos de dos, tres y hasta cuatro, sin guardar un orden gradual por tonos. Hay salterios pequeños, medianos y grandes, hasta de un metro de largo. Las cuerdas son preferentemente de metal y se puntean con los dedos, uñas, plumas de ave y dedales.
En Europa se tocan con martinetes, baquetas o macillas y se disponen sobre mesas como marimbas, y en México sobre las piernas. Hay salterios con voces de tenores, sopranos y requintos, y su sonido es claramente discernible de otros instrumentos cordófonos como la guitarra, el violín o la mandolina, cuyo sonido es el que más se parece al suyo.
La mayoría de los músicos mexicanos del siglo XIX y de bien entrado el XX compusieron obras para salterio: Juventino Rosas, Abundio Martínez, Manuel M. Ponce, Enrique Mora (autor del vals Alejandra), Miguel Lerdo de Tejada, Lorenzo Barcelata, Higinio Ruvalcaba, José Herrera, Alfonso Esparza Oteo, Salvador Morlett, Cucho Monge y Roberto Montedónico, entre otros. Algunas de las piezas de Agustín fueron adaptadas para su interpretación con salterio, entre ellas la marcha Silverio Pérez y Farolito.
El desuso del salterio en México, de acuerdo con Fernando Híjar, se debió a la entronización de la guitarra a partir de la Revolución Mexicana de 1910, el decaimiento popular de los géneros con que se les identificó (vals, polca, mazurka, marcha, etcétera), y la amplia difusión que sustituyeron a estos en el gusto masivo de la gente, a partir de los años veinte, moldeado por la radio y la discografía moderna: el corrido, canción ranchera de mariachi, trova yucateca, bolero romántico.
Para los años cincuenta y sesenta la competencia fue mayor con los géneros musicales de Estados Unidos (foxtrot, swing, rock), la música afroantillana, la cumbia, baladas, música electrónica y electroacústica, etcétera. Pero el salterio no está liquidado, porque en buena parte de los estados de la República se le sigue tocando, escuchando con agrado y construyendo, comentó Híjar, quien sin embargo dijo que el número de lauderos dedicado al salterio es cada vez menor.
En compensación a este fenómeno, los pocos constructores de salterio: Miguel Pacheco, la familia del maestro Eulalio Armas, los lauderos de Altzayanca, Tlaxcala, y Victoria Garduño, de la Casa de la Música Mexicana, entre otros, están empeñados en mantener viva su voz en conciertos, fiestas, talleres, conferencias, proponiendo su rescate a un nivel de difusión más amplio.
Quizás no vuelva a estar presente como lo hizo en los siglos XIX y la primera mitad del XX, pero sería deseable que todo mundo tuviera oportunidad de escucharlo y apreciar sus particularidades. Acaso para ello tenga que dar un giro en sus tareas interpretativas y, como ya lo está haciendo Dulce Melos de Querétaro, busque darle sonoridad a otros géneros musicales. ¿Por qué no intentar hacer jazz o rock con salterio?, apuntó el investigador.
FUENTE: Comentarios de Fernando Híjar, respecto al III Encuentro Nacional de Salterio, publicados en el Sitio de “Artes e Historia México”
Repertorio:
01. La típica (2:57)
02. Recuerdo (3:49)
03. Tres piedras (2:51)
04. Rosalía (5:26)
05. De Torreón a Lerdo (4:05)
06. María Elena (3:18)
07. Morir por tu amor (4:03)
08. El hidalguense (3:19)
09. Viva mi desgracia (3:56)
10. Cuando escuches este vals (3:27)
11. Dios nunca muere (2:59)
12. Sobre las olas (3:41)
13. Alejandra (3:29)
14. Honor y Gloria (4:36)
15. Las bicicletas (2:58)
Saludos desde Tacámbaro: Balcón de Tierra Caliente.
tacamba.
Gracias Tacamba!
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