Sin protección, el patrimonio musical de los pueblos indígenas

Sin protección, el patrimonio musical de los pueblos indígenas, advierte Julio Herrera

Por MANUEL ESPINOSA SAINOS de La Jornada de Oriente.

 Debido a la falta de programas de instancias gubernamentales que se encarguen de registrar el patrimonio musical de los pueblos indígenas, y al desconocimiento de los propios músicos tradicionales sobre los trámites que se deben realizar para el registro de su acervo, el riesgo de plagio es latente, sobre todo de las nuevas creaciones en lengua indígena por la falta de protección ante los derechos de autor, advirtió Julio Herrera López, responsable de la fonoteca central de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).

Entrevistado en esta ciudad en el marco de la presentación del fonograma Entre las flores y los tres corazones, Música indígena del estado de Puebla, editado por la misma dependencia, Herrera López indicó que existe un vacío en las instancias oficiales encargadas de fortalecer y difundir las expresiones culturales de los pueblos indígenas.

–El plagio existe, y existe porque el esfuerzo de creación de los indígenas no se ve protegido por el derecho de autor y porque no saben cómo hacerlo, y en ese sentido yo creo que la Secretaría de Educación Pública (SEP), que es de la que depende el Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor), debería  hacer un programa junto con instancias como la CDI para hacer ese registro y evitar el plagio de estas composiciones que son originales y que tienen un valor incalculable”.

Recordó que el extinto Instituto Nacional Indigenista (INI), realizó algunos esfuerzos de ese tipo mediante un programa donde él participó, pero que con el tiempo desapareció.

–Nosotros recibíamos la música de diferentes estados del país, los músicos mandaban sus cassettes con sus sones, escritas incluso, y nosotros hacíamos el trámite y les mandábamos de vuelta su certificado de derecho de autor, pero lamentablemente en 1999 ese programa desapareció y nunca más se volvió a trabajar sobre el fortalecimiento de los derechos de autor de los compositores indígenas.

Agrego que este es un tema que se ha abordado constantemente pero que no ha tenido eco, situación que ha provocado que actualmente se registren problemas de plagio de cuantiosas piezas indígenas, y que es necesario “no solo que la CDI lo aborde, sino que instancias federales pongan atención a esto porque finalmente es un patrimonio del cual muchos otros se están haciendo ricos y los creadores indígenas no solo les son arrebatadas su patrimonio, sino que se quedan sin nada”. Y es que tan sólo en la Sierra Nororiental, se registra no sólo una incalculable riqueza musical de grupos de danzas como los voladores, quetzales, negritos, toreadores, tejoneros, Migueles, moros y cristianos, españoles y santiagueros, por citar algunos, sino que grupos musicales indígenas contemporáneos como Los Tres García, Sentimiento, Trío Lucero, Los Canarios, Cerro Blanco y Los Manantiales, han incursionado en la composición musical  con letras en las lenguas nahuatl y totonaca, retomando los elementos propios de la región.

Herrera López aseveró que a pesar de que los sones antiguos como la música de los voladores y quetzales son del dominio público y tienen menor riesgo de ser pirateados no están exentos del plagio, porque puede venir alguien que los transcriba y los registre como suyos  y como son anónimos no hay quien los reclame. Ejemplificó el caso del himno nacional mexicano, que se encuentra registrado por el estadounidense Henneman Harry, que aunque le otorga a México el derecho patrimonial sin ningún problema, cuando se utiliza en actos internacionales es él quien recibe las regalías.

Por ello, agregó que debido a que la música de los pueblos originarios se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad, es necesario que las instancias oficiales implementen la modalidad del derecho moral que reconoce la propiedad de una colectividad.

–Pero ¿en qué consiste dicha modalidad?

–“En que si yo registro la danza de los tocotines de los indígenas de Atempan, todo aquel que quiera reinterpretarla tiene que solicitar permiso a la comunidad porque solamente ellos pueden hacer uso de esa música. Tendríamos que analizar sobre las figuras jurídicas que se pueden abordar para que estos sones anónimos se reconozcan como un derecho moral de las comunidades indígenas y que puedan ser fácilmente controlables en el sentido de que los quieran replicar, modificar o tergiversar.

El también etnomusicólogo enfatizó que muchas veces ocurre que la música de las danzas indígenas es modificada e incluso deformada, por lo que mediante una protección de ese tipo los indígenas tendrían el derecho a decidir si está bien o está mal que de cierta forma hagan uso de su patrimonio musical.

Respecto al panorama musical indígena en la entidad, dijo que hay estilos  específicos de música y danza muy arraigados, pero otros también se modifican o incluso desaparecen para dar paso a otras manifestaciones, como el caso de grupos juveniles que basados en su tradición están creando sus propias composiciones como parte de una propuesta diferentes y novedosa.

Y es cierto, a raíz de la fundación de la radiodifusora cultural indigenista XECTZ “la voz de la Sierra Norte”, en 1994, diversos grupos musicales de origen náhuatl y totonaco tanto de la Sierra Norte de la entidad, como de Veracruz, forman parte de un movimiento de nuevos compositores indígenas y que han logrado destacar en la zona con una gran aceptación por parte de las comunidades que ven reflejadas su vida cotidiana al escuchar entonaciones en su lengua materna.

–Mucha gente dice que lo que tocan los jóvenes indígenas ya no es tradicional, y yo diría ¿porqué no es tradicional si lo están haciendo en su propia lengua y basados en sus propios instrumentos y ritmos?, Dicen: es que están tocando cosas que ya no son como los de antes y yo les pregunto ¿ustedes creen que los indígenas antes tocaban violines y arpas?, por su puesto que no. Tocaron hasta que llegaron los españoles y fueron aprendiendo cosas nuevas e incorporando nuevos instrumentos hasta hacerlos suyos. En la actualidad existen grupos de jóvenes que empiezan a tocar instrumentos electrónicos como el teclado, la batería o el bajo, y que de acuerdo a Herrera López, “mientras lo sigan haciendo en su lengua materna sigue siendo música indígena”. Sin embargo, dejó en claro que la música prehispánica como tal ya no existe, pues aunque a nivel nacional hay grupos que utilizan instrumentos antiguos como el teponaxtle, lo cierto es que nadie tiene registros de la música indígena precolonial, aunque apoyó la idea de que muchos indígenas tienen reminiscencias de música prehispánica.

Mientras haya memoria de las expresiones culturales de los pueblos originarios y se transmita a las nuevas generaciones difícilmente puede desaparecer, por lo que el investigador dijo que es importante que las instituciones gubernamentales impulsen ediciones como Entre las flores y los tres corazones, porque en nuestro país hay un profundo desconocimiento de la riqueza musical nacional y ejemplificó el caso de la música de arpa, que muchos mexicanos la relacionan directamente con los jarochos, cuando este instrumento se ejecuta en casi todo el país.

No es por amargarles el 20 de Noviembre.. pero asi están las cosas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que interesante esta nota.
Hace unas semanas pude acceder a una información que se está manejando en la Dirección General de Culturas Populares en la cuál, se esyá viendo la manera de reconocer los derechos de autor en al arte popular (incluida la música, por supuesto.)
Y lo interesante de ello es que, por fín, se estaría acreditando a los verdaderos productores del arte como los creadores.
Hasta donde leí, la DGCP, estaría siguiendo las recomendaciones de la UNESCO.

Felicidades por el blog.

Soy Totalmente....... anónimo