Pirekuas: Nuestra Poesía indígena hecha Música

 Por Javier Mellápeti
Ser diferente ha sido tan importante para las sociedades en su conjunto que, con base en esas diferencias, se han formado las Culturas de la Humanidad. Las de Mesoamérica, y más particularmente la Cultura P'urhépecha de Michoacán. Sin embargo existen sociedades para cuya dinámica las diferencias étnicas de gente que las integra han podido llegar a ser vergonzantes e impulsado búsquedas donde se plantean procesos para dejar de ser. Ejemplo de esos procesos en México han sido la "desindianización", el integracionismo, la discriminación y la intolerancia generalizada e institucionalizada.

Donde un país con tantos pueblos y culturas tan claramente diferenciadas, igualmente variopinto en sus razas, tradiciones y formas culturales como México, donde cada una de sus 56 lenguas, cada color, cada sentido de la religiosidad establece normas para comprender el mundo y su universo de tantas y tan diversas maneras.

La Pirekua (canción, literalmente) es un género de expresión musical que, por su ritmo y contenido, pertenece nuestro pueblo P'urhépecha. Es una forma de expresar la palabra y el canto que nos permite a los P'urhépechas decir lo que sentimos, lo que pensamos y analizamos del mundo y la Madre Tierra, lo que nos preocupa, lo que nos divierte o nos hace sufrir. Esto nos permite entrar en un proceso de catarsis, de hace hacer poesía con música.

La Pirekua no es una casualidad, es el resultado de entrar en relación con el ritmo, cómo los P´urhépechas sentimos que palpita el mundo y de la voz con que hay que explicar todo esto. A ritmo de sones y abajeños las Pirekuas suenan en la voz de los Pireris, en esta "lengua de nosotros", Juchari Anapu Jimbó. Esta voz habla, canta al ritmo establecido, y atiende al sentimiento que aborda cada canción:

¡A ke juchiti suerte,/ a ke juchiti suerte!, ka naniri jarhaski./ Acha Diosï Eterno, auantarhu anapu,/ t'u k'oru exeni jaka iámentu ambe/ ixu parhakpini ka t'ureni jínteni/ nóteru exesïnka ia.

¡Ah que la suerte mía,/ ah que la suerte mía!, ¿y dónde estás?/ ay, señor, Dios eterno del cielo,/ tú sí que miras todo lo de este mundo/ y ya ni siquiera volteas a verme a mí. (Juan Ramos, de Nurío, Michoacán)

Puede ser importante rogar a Dios por el amor y el destino que, junto al ser amado, nos gustaría vivir; pero si no llega, el culpable es Dios. En ese sentido entonces la pirekua es egoísta, por decir.

Puede ser prometedora y hasta usar palabras en español: Jáunteruchka, male, cumpliritperani ia,/ jucha tsimarhani/ ekareni cumplirichiskia/ léguksi niuaka, jucheti male,/ sáni pasearini ia.

Avioni jatarini ia/ iótarhu juáta tarharani jucha tsimarhani,/ paraksi nirani miiuni ia San Franciscu, California, bienina sési jántisti.

Vamos entonces, querida, a cumplirnos,/ nosotros los dos/ y si me cumples/ luego nos iremos, mi querida,/ a pasear por ahí./ Montados en un avión/ subir a la altura de los cerros, nosotros los dos,/ para ir a conocer San Francisco, California, que dicen que está bien bonito. Ismael Bautista, de Comachuén.

Se puede comparar a la mujer con una flor y hablar de ella como si de la flor se hablara. "Se puede hablar honestamente, señala Tata Francisco Güerito Hernández, de ese sentimiento": Nókeni mirikurhiaka, male,/ nókeni p'intenarhispi ia./ Nókeni mirikurhiaka, male,/ ka asta uarhikuarhu jamberi.

No voy a olvidarme de ti, querida,/ ¿no ves que mis ojos se acostumbraron a ti?/ No voy a olvidarme de ti, querida,/ sino hasta la hora de mi muerte. (Francisco Hernández, de Ihuatzio, Michoacán.)

O deshonestamente: ...Ka ji nirasinka kámach'akuni ia/ ka ji nirasinka putimukuni ia arini uátsïni ia/ ka neue uantani ia/ ka neue sáni no sési exeni.

...Y yo voy a abrazarla/ y yo voy a besarla, a esta muchachita/ y qué importa que alguien hable/ y qué importa que alguien no lo vea bien. (Aurelio Santiago, de Comachuén, Michoacán.)

O veladamente: De todas las flores/ hay una en botón/ que me ve de lado/ y abre sus pétalos; no les digo cuál es/ para que no en el sueño/ me la arrebaten. (Uriel Bravo, de Zacán, Michoacán.)

O simplemente sentirnos horgullosos de nuestros pueblos indígenas, y cantar desde ellos con horgullo: ...Santa Fe de la Laguna anapuechia nirhasïndiksï ma pireni inde abajeñon indengi xan sesï arhinka ... Ka inde marikua indengi jini jurhakia, inderhen jinden mintsita atachesti, ka inde marikua indenki jini jurhákia, inderhen jinden kanekua kanekua kanekua uekua p´ikustía.

...Los de Santa Fe de la Laguna, van a cantar una pirekua, un abajeño que dice muy bonito ... Y esa muchacha que viene ahí, ella me ha lastimado el corazón, y esa muchacha que viene ahí ella me ha hecho mucho mucho llorar. ( Tata Pedro Cuiriz, Santa Fe de la Laguna, Quiroga, Michoacán.)

La Pirekua sigue siendo la canción. Tal vez hace muchos años era diferente. Quizá se cantaba a capella, sin acompañamiento o con otros instrumentos prehispanicos que ahora mismo desconocemos. Quizá se cantaba muy en lo oscuro de aquellas calles sin luz eléctrica, sin alumbrado público, banquetas ni pavimento. Quizá servía verdaderamente para cortejar a las muchachas, quizá sólo servía a los hombres para finalmente ejercitar la catarsis de un sentimiento no correspondido o disimulaban en la pirekua una timidez imposible de aceptar de buen talante. Quizá así era la pirekua hace muchos años, y quizá era mejor. Quién sabe.

Tal vez hubo compositores dedicados a esconder, tras el nombre de una flor, el verdadero destino de sus sentimientos, indecibles de otra forma que no fuera una pirekua, una canción que --para fortuna de los enamorados cantadores-- lo permite todo: "Se puede maldecir o bendecir". Tal vez para eso servía la pirekua hace muchos años y era bueno. Tal vez era mejor. ¿Quién sabe?

Lo que sí se sabe hoy, y lo digo por la gente que sigue haciendo de la Pirekua una forma cantada de hacer poesía, es que la Pirekua tiene una vigencia a prueba de lo que pueda venir. Pireris nuevos, grupos de Banda y Tecno-Banda que recien están abriendose paso con su nuevo ritmo, en la que conjuntan nuevos instrumentos y nuevos sonidos tecnológicos y hechan mano de incluso de herramientas como la computadora de hoy en día. Y que mejor ejemplo de toda la juventud en pleno apogeo como lo son el Grupo Kenda de Cheranastico, Michoacán, ó el Grupo Janikua de Santa Fe de la Laguna, Quiroga, Michoacán. Si no fuera porque Los Rayos del Sol (los nuevos, no los de Chinto Rita, que falleció) han echado mano de palabras altisonantes, se diría que la pirekua sigue resguardando cuidadosamente los valores de la palabra, los matices de la poesía campesina. Si no fuera porque a estas alturas se nota la falta de ejercicio de los Gavilanes de la Cantera (casi quince años sin cantar juntos), se diría que la pirekua rescata personas. Si no es así, ¿por qué entonces Delfino Maravilla (quien por su nueva religión había escogido deliberadamente no volver a cantar) hoy hace maravillas con su guitarra y la voz de su hermana? ¿Por qué Tata Ismael Bautista Rueda canta como nunca y escribe como siempre a sus 78 años? ¿Por qué los Cascabeles de Turícuaro --padre, esposa e hijo-- no sólo están en su mejor momento sino que además hacen escuela con pireris jóvenes y niños?

Pues porque la pirekua tiene una vigencia a prueba de lo que pueda venir y los Grupos, Banda y los Pireris, así como los poetas compositores como Tata Jun Victoriano, de San Lorenzo, Uruapan, Michoacán, tienen todavía mucho que decir de los hombres y las mujeres de Michoacán y, dicho sea de paso, la Pirekua no se ha quedado en Flor de Canela (Domingo Ramos) y Josefinita (Uriel Bravo) como creen muchos productores y promotores de lo turístico.

No todas las pirekuas sirven para cantar al amor de la mujer pareja. No. Hay las que abordan sentimientos y emociones menos sencillas de entender.

A) Las hay que abordan sentimientos de culpa y remordimiento o el dolor y arrepentimiento del que sufre por haber sido mal hijo. Del hombre que disimula una personalidad que no merece confianza porque detrás de la actitud bohemia del hombre, que "se acusa" de borracho, descuidado, dueño de una vida distraída, hay una autoflagelación y conmiseración que esconde al niño, al hombre inmaduro que dice haber sido bohemio, andariego, pero lo que le pasó en realidad es que vivió una vida con desórdenes e inconsistencias emocionales.

Pori ísï jámani xáni no kurhantini/ pori ísï jámani xáni kauini;/ nókeni úska ia piácheni, nánti,/ kobijoni urapiti boliteri, Jauirani anapu.

Por andar así sin entender/ por andar así emborrachándome;/ no pude ya comprarte, madre/ el rebozo blanco de bolita, de Jauiran.

Esta pirekua evoca la figura materna como, lo hacen muchas canciones mexicanas para disimular el fracaso del hombre que no ha dejado de ser niño y refugiarse sentimentalmente en la "única mujer que me ama incondicionalmente, porque todas las demás mujeres mienten y son traicioneras", sin importar, por supuesto, si "yo he sido deshonesto con ellas". (Freud explica con mayor claridad este asunto del enamoramiento basado en complejos edípicos). Por otra parte, la canción adopta un símbolo de poder con que se ayuda para configurar ese sentimiento, pero de otra manera: el rebozo de bolita, de Jauirani. No es fácil decir "no pude ya comprarte, madre/ el rebozo blanco de bolita, de Jauirani", y negar la frustración y la culpa en la línea historial.

B) Las hay también de salutación para los locutores de la estación de radio que difunde la música y las pirekuas:

Nar chúskue je, nar chúskue je, lokutoricha/ juchaksïni jurhaska sáni vesitarini.

Buenas tardes, buenas tardes, locutores/ nosotros hemos venido a visitarlos.

Hay una razón explícita para ir a cantar en un lugar, en una fecha y con motivo de una celebración específica que hace que los Pireris den a la letra una categoría de discurso para conversar con el oyente: decir cantando lo que se puede decir hablando. Esto no es nuevo, pero no deja de percibirse cierta arrogancia en los Pireris, para quienes no es ningún desperdicio ponerle música a su salutación, porque pueden darse ese lujo. Es un lujo, porque esta pirekua, aunque puede cantarse otra vez con los amigos de la tertulia, ya no tiene la vigencia que da el contexto (quiero pensar que se cantó para celebrar un aniversario de La Voz de los Purhepechas, la radio, de Cherán). Le asigna además el valor del oficio cuando señalan que regalan lo que saben hacer: Ka nóksïni ambe sáni prometerichisïnka/ sólo pirekuecha ia.

Y nada les prometemos a ustedes/ sólo unas Pirekuas (canciones).

Muchos trovadores cubanos, argentinos y mexicanos, improvisan canto y poesía cuando de saludar o controvertir se trata. Éste puede ser el caso en P'urhépecha.

C)­ Hay otros que asumen como un dolor muy propio el dolor del entorno y toman la lamentación concienzuda como materia prima, y la Pirekua como herramienta de educación para advertir acerca de problemas más graves:

Kánksï tóntueska jucha sierra ísï anapu/ achamasïcha ignorantiecha/ ka nóksï kuidarini ia monten ambe/ Nare exesïni arinin achamasïni/ na sési nitamakuarhesïni/ ka no nirasïni p'ukuri ch'apaani ambe.

Cómo somos tontos los señores de la sierra,/ ignorantes,/ y no cuidamos el monte.../ Cómo ves a este hombre,/ lo bien que le va/ y no anda por ahí subiendo al cerro/ a cortar los árboles...

O de irónica lástima por el dolor de otros:

Pobrecito ríkuecha/ iámentu uarhinantasti/ no úni amparhantani bílisi jimbo/ imani korhonatini, Ley Agrarista,/ enka supremu gobiernu eratseni jaka.

Pobre de los ricos/ todos se murieron y no pudieron aliviarse de la bilis/ cuando vieron venir, la Ley Agrarista, la que el supremo gobierno está pensando.

A partir de años atrás, en Santa Fe de la Laguna, en Ihuatzio, en San Felipe de los Herreros, en Ichán, en Pichátaro, en Turícuaro, en Jarácuaro, la Pirekua ha representado una forma cotidiana de existir. Taurino Murillo, que asumía con mucha religión su oficio de cantar y componer pirekuas, o Teodoro Vicente, de Turícuaro, quien luego de ser un compositor muy prolífico de sones y abajeños acabó abandonado en La Alcantarilla de Pátzcuaro y murió por inanición. Como los grandes poetas. Tata Gervasio López, hacedor de sones y abajeños con un estilo muy particular, que murió de pobreza, rodeado de premios que no le sirvieron para curar a su esposa ni a si mismo. O con menos dolor y con muchas ganas de seguir tocando y componiendo lo es Tata Pedro Cuiriz, que es un incansable musico y compositor.

Por eso un compositor de Pirekuas sólo debe tener un solo compromiso: el que asuma consigo mismo. No es un camino muy interesante el que está trazado rumbo al éxito social a partir del arte. Es más interesante aquél que nos promete libertad para desentrañar las formas particulares de las que está hecho el arte del mundo. Y es importante el hecho de que la Pirekua esté cantada en nuestra lengua porque ésta guarda formas particulares de desentrañar ese mundo. En los pueblos donde se ha perdido la lengua, se ha perdido una forma de tener kaxumpekua (que engloba virtudes como la educación y la cultura), una forma de enfrentar la k'uratsekua (una forma del pudor social), y se ha abandonado la eratsekua, (la forma del pensamiento y el análisis hacia si mismo).

En los pueblos donde se ha perdido la lengua, la Pirekua que difundímos con muchas ganas en esta gran Página, puede ser una forma de recuperarla y recuperar estas formas sociales del pensamiento, convivencias y buenas costumbres y tradiciones comunales.

Por todo lo anterior, es que exortámos a nuestros Jovenes a que amen, respeten y por supuesto escuchen y canten nuestra Música P'urhépecha. Y sobre todo es importante para nuestra cultura, que ustedes las nuevas Generaciones encuentren junto con todos nosotros nuestra verdadera identidad, y nos ayuden a conservar nuestra cultura para muchos siglos mas de vida.

Modificado y Actualizado por Tata Jihuatz, original de Ismael García M.

Comentarios

alfredo63 ha dicho que…
ojala me pudieran ayudar a encontrar un coorido k se llama bruno landa de antemano gracias por toda esta musica
Anonimo ha dicho que…
Hola,
Serian tan amables subir de nuevo este album por favor?
Muchas gracias.
Saludos.