Sones Indígenas de la Huasteca
Lunes, 11 de Mayo de 2009
Por Fernando Híjar
Encadenamientos. Sones Indígenas de la Huasteca Agradezco a Amparo Sevilla la invitación para presentar el disco compacto "Sones indígenas de la Huasteca ", en lengua: teenek o huastecos, masewalimeh o nahuas, n'yuhu u otomíes, limasipihní o tepehuas, totonacas y xi'íuy o pames, que constituye, sin lugar a dudas, un verdadero parteaguas, junto con otros discos compactos, en la historia reciente de las producciones fonográficas en torno a la música indígena.
Esta breve presentación está dedicado a la memoria de Manuel Alvarez Boada y de Luis Castillo Richi, que seguramente se encuentran en este momento oyendo sones huastecos en " La TASCA DIVINA ", junto con innumerables ánimas de músicos, compositores y amantes de esta expresión musical.
El presente texto titulado "ENCADENAMIENTOS" está dividido en cinco interludios, ninguno de ellos instrumentales, sin introducción y sin conclusiones.
Interludio I
Manuel Alvarez Boada en su Libro fundacional " La Música Popular en la Huasteca Veracruzana " editado en (1985), en la página 56 nos dice:
"Sin embargo, para la población mestiza de la huasteca, los instrumentos mencionados se utilizan básicamente en la interpretación de la música propia de este sector, tradicionalmente representada por el huapango. Este género producto de una cultura criolla, más propiamente mestiza aunque con notable presencia entre los indígenas, se ha proyectado por su amplia difusión como la forma más conocida de Son Huasteco. El huapango es una variante de son de carácter pagano que se canta y se baila en muchas ocasiones de festejo. Goza de una estructura musical abierta y sincopada que se presta para la improvisación, tanto en la voz como en los instrumentos.
Ahora bien, para la población indígena dichos instrumentos se ocupan generalmente en la interpretación del Son de Costumbre, que se toca en danzas, velaciones y otras ceremonias de convivencia popular, de orden mágico-religioso, o ritual. A diferencia del huapango, el son de costumbre no se canta, salvo en contadas ocasiones, sino que es ejecutado solamente con los instrumento. En algunas ocasiones, excepcionalmente, el son podrá acompañarse con el canto".
Más adelante plantea:
"A ello debemos agregar que el son de costumbre, particularmente en la huasteca, en raras ocasiones llega a cantarse; no por que carezcan de letra -algunos la tienen, muchos otros no-, sino porque su forma y estructura es básicamente instrumental. Su uso, regularmente, se relaciona con la danza, no con el canto; sin embargo, cuando llega a cantarse adopta, efectivamente, la forma que establece Reuter: combinándose coplas con interludios instrumentales. Tal es el caso de un son, de amplia difusión en el país, que en la huasteca cobra especial importancia por su relación con muchos pasajes del ceremonial indígena: "El Xochipitzáhuac".
Unas páginas después, el autor encadena lo siguiente:
En la Huasteca el son no se canta; el huapango sí. El son se danza; el huapango se baila. Y Esto último hace otra diferencia importantísima entre estas dos manifestaciones, divergentes ante todo, por motivos de carácter étnico. Jamás encontraremos que para el "lavado de manos", se acompañen los diferentes momentos del ceremonial con "El caimán", "El gusto", "El querreque", etc. (huapangos), que en todo caso pueden ser utilizados por los mismos indígenas una vez que ha transcurrido el ritual -y sólo hasta entonces-, dándose en muchas ocasiones con posterioridad a éste, el baile social y pagano, para lo que ellos ocupan el huapango de los mestizos.
Sobre estos puntos volveremos más adelante.
Interludio II
Evocaciones huastecas fuera de la Huasteca
Primera.- A mediados de los años ochentas, se exhibió la película "BARROCO" de Paul Leduc, basada en el libro "CONCIERTO BARROCO" de Alejo Carpentier. En uno de las escenas aparecen, dentro de un mezquita, músicos árabes acompañando a un cantaor y una bailaora de cante hondo. La escena cambia y surgen en un escenario selvático, lleno de vida, prístino, un trío de músicos indígenas huastecos con jaranas y violín, interpretando un son tradicional.
Escenas deslumbrantes y aleccionadoras: La música como conjunción de culturas.
Segunda.- A finales de los años ochentas, en el Festival de Música Folklórica de Vancouver, Canadá,El Trío Xoxocapa (río ácido en lengua Náhuatl) arranca fuertes y sentidos aplausos en los foros en que se presenta. En los talleres "interculturales", así los llamaríamos ahora, que se efectúan a la par de las presentaciones musicales, Don Víctor Martínez (considerado uno de los mejores violinistas huastecos, un maestro en el "manejo de la vara", Román Güemes Dixit), deja impresionados y boquiabiertos (con una serie de audaces y sorprendentes sonidos para lucirse, es decir florituras) a una pléyade de violinistas canadienses, irlandeses e ingleses, violinistas de música celta, que lo acompañan en el estrado. Falso que la música popular "sea sencilla y carezca de complejidad", el virtuosismo y el talento de los músicos huastecos son las características principales de su arte.
Tercera.- A inicios de los noventas, en los Angeles, California, invitados por Guillermo Velázquez y Los Leones de la Sierra de Xichu, Guillermo Briseño, el roquero y poeta, y el que esto escribe, fuimos testigos de un encuentro de Huapangueros, residentes en esta ciudad Angelina, originarios de la Sierra Gorda, donde por vez primera constaté, con todos mis sentidos, la fuerza unificadora de la música y la versada y su papel determinante en la edificación de identidades allende nuestras fronteras. Los oaxaqueños hablan de una novena región, construída por los migrantes de este Estado, radicados en ciudad Neza y sus alrededores; los huastecos se refieren a la ciudad de México, como una huasteca más, ¿será la séptima ó la octava?, habría que agregar múltiples huastecas en pleno crecimiento y consolidación en otras regiones y espacios urbanos en México y Estados Unidos de Norteamérica.
Cuarta. - En la segunda mitad de los noventas, ciertos medios de comunicación, en particular el periódico La Jornada, dan fe del triunfo y aceptación de la música huasteca, principalmente en Europa, personificada por el sobresaliente trío "Los Camperos del Valle". El huapango en escenarios internacionales, los tríos huastecos en foros de la elite musical.
Quinta.- A finales de 2005, en la ciudad de Monterrey, en la Catedral del Cabrito, Diego "El Cigala" y sus extraordinarios músicos, son abordados por el responsable de Culturas Populares del Estado, y les propone que escuchen música tradicional mexicana, que no tiene nada que ver con el estridente y omnipresente mariachi, El Cigala y acompañantes se prestan a escuchar, medio incrédulos, no muy dispuestos, a un trío de jóvenes músicos: El Trío Aurora, ellos interpretaron La Petenera y La Malagueña ; al terminar los gitanillos se paran y aplauden asombrados y sin "dar crédito" de la música que los hipnotizó por unos minutos. Lo único que logra decir El Cigala, después de felicitarlos, es: ¡Coño!, esto es rumba flamenca... La poderosa presencia andaluza, en las raíces de la música huasteca.
Sexta.- Hace unas semanas, aquí, en el Museo Nacional de Culturas Populares, Maurilio Hernández Nicanor violinista y cabeza del trío Nahua "Los seguidores de la huasteca" del pueblo Chilócuil, municipio de Tamanzunchale, San Luis Potosí, cuya presencia obedeció a la invitación que le hizo el Museo Nacional de Culturas Populares, para participar en las jornadas de las celebraciones de muertos, entre las poblaciones originarias o indígenas, tocando un repertorio de vinuetes propios de estas fechas, aseveró: "En mi pueblo, en mi comunidad, siempre hemos cantado huapangos en nuestra lengua indígena, siempre nos los piden en nuestros eventos, a la gente les gusta, casi no están grabados, pero no sería mala idea grabarlos".
Interludio III
En un breve ensayo titulado "México un inmenso Garibaldi", de mi autoría, que publicó La Jornada en 1998, sobre los músicos callejeros plantéo lo siguiente:
Los músicos ambulantes siempre han existido, pero en los años recientes la necesidad y la competencia abrieron el abanico de la diversidad musical. Por toda la urbe encontramos tríos huastecos, representantes de la canción romántica y campirana, cantautores (por lo regular rockeros), rondallas, estudiantinas, duetos o tríos costeños, músicos norteños, danzantes y músicos indígenas, cantantes y músicos indigentes o discapacitados, músicos desvalagados de banda de viento, los que se acompañan con triángulos, maracas, armónicas, lata ( o cualquier cosa que sirva para hacer ruido), saxofonistas, flautistas, acordeonistas, marimberos, violinistas, músicos jarochos; por ahí todavía se escucha algo de música andina o sudamericana y existen cantantes que sólo utilizan su voz, sin ningún acompañamiento, o simplemente golpean las palmas de sus manos. También aparecen los que cantan acompañados con pistas o tocacintas, o bien con amplificadores portátiles para voz y guitarra. Hay algunos tríos de música huasteca, que al terminar de cantar ofrecen casets con su propia música y así obtiene algo más que la simple cooperación. (En la actualidad ya no sólo ofrecen casete, sino también compactos).
A inicios de los años treinta, con el advenimiento de la radio (en 1930 surge la más potente radiotransmisora de Latinoamérica: la XEW ), la sociedad mexicana se encontraba, más que nunca, abierta y lista para identificarse con la música de las diferentes regiones del país. Si bien esta música ya se conocía debido al éxito del "género chico" o teatro de revista (que había tenido su auge en las primeras décadas del presente siglo), no es sino con la radio que "de todas partes rinde su fruto a los hogares[...] la canción que polariza la preferencia unificada de la ciudad, y de ella, a la nación, de que la ciudad es el corazón y el cerebro", como apuntó Salvador Novo.
El "género chico" provocó migraciones de músicos y cantantes de provincia a la capital, pero sólo la influencia movilizadora de la radio dio por resultado las más significativas migraciones y un creciente interés de los citadinos por conocer la genuina música del país.
Los concursos de música, primero en los Teatros de Revista (en 1927, en el Teatro Lírico, se efectuó el concurso "La canción mexicana", en el cual Tata Nacho obtuvo el primer lugar con su composición Menudita y Guty Cárdenas el segundo con Nunca), algunos años después, los concursos y pruebas a "nuevos valores" en la radio, como La hora de los aficionados de la XEW, fueron auténticos semilleros de artistas y provocaron movimientos de miles de músicos y cantantes del campo a la ciudad. El mundo del espectáculo y la farándula sólo dio cabida a un porcentaje muy reducido de estos forasteros sui generis que llegaban para hacerse famosos. Todos los demás acabaron mostrando su arte en las calles de esta ciudad.
El musicólogo Daniel Castañeda enumera los conjuntos regionales y músicos que se encontraban por aquel tiempo en la ciudad como ambulantes: mariachis de Cocula; músicos y bailarines sandungueros; orquestas típicas con violín, salterio arpa y bandoneón; trovadores de Veracruz y Tamaulipas con guitarras y violines; bandas jarochas interpretando huapangos; cancioneros típicos de Guerrero y Oaxaca tocando gustos, sones, chilenas y malagueñas con violines, vihuelas, arpas y guitarras; cantantes de Michoacán y grupos típicos de la región lacustre con sus pirecuas, sones y canciones sentimentales.
En la presente década el escenario de la música callejera es completamente distinto. Los ochenta fueron creando un terreno fértil para que las trompetas del apocalipsis resonaran en cada nota o en cada canto de los músicos ambulantes. Profesionistas y obreros desempleados, jóvenes sin futuro, ancianos, niños y mujeres al margen de la estructura productiva neoliberal, engrosan día a día las filas del Ejército de Músicos y Cantantes Callejeros (EMCC), que crece a la par de los mendigos, limpiaparabrisas, payasitos, tragafueros y vendedores callejeros de todo tipo.
César Hernández Azuara, en su libro "Huapango. El son huasteco y sus instrumentos en los siglos XIX y XX", sobre este tema, nos dice: "En los últimos años los grupos huapangueros se han multiplicado, proceso que no es fácil de analizar. Por un lado, debido al gusto y a la demanda por el huapango tanto en la región como fuera de ella, incluso en lugares apartados de la Sierra y la Huasteca. Por el otro, debido a su potencial económico; la vida se gana mejor y de manera más cómoda como huapanguero que si se trabaja como jornalero en el campo. Lo anterior influye en la decisión de muchos jóvenes que se dedican a la música con dedicación, en especial para aprender los secretos del huapango, sus piezas, sus canciones, para salir a "talonear" en las cantinas o tocar en las fiestas".
Es decir los tríos huastecos, que vemos y escuchamos en las calles, no surgieron por generación espontánea, hay toda una historia y causas de su presencia en estos espacios.
Interludio IV
En 1997 aparece el disco compacto del Primer Festival de las Huastecas, de aquí en adelante son producidos y coeditados un sin fin de materiales fonográficos, que suman varias decenas de títulos; si bien han participado varios instancias culturales en la producción de los mismos, la coordinación la ha llevado la Dirección de Vinculación Cultural. Estos materiales o bienes culturales, junto con los festivales regionales, estatales y locales, las mesas redondas, talleres, encuentros, publicaciones, videos, exposiciones, expoventas, charlas, presentaciones y la participación y organización de músicos, intérpretes y compositores en el destino de su música, conforman toda una concepción sobre la promoción cultural, sin la cual, tal vez, no se podría explicar la importante y notoria presencia de la música huasteca.
El concepto de promoción cultural moderno, contemporáneo, que apoye, facilite, fortalece, impulse, detone, acompañe y vincule procesos culturales vivos, vigentes en las comunidades, barrios o colonias está presente de manera acabada, (producto de una experiencia de años de trabajo de los promotores),en todas y cada uno de las acciones que realiza el Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca.
Si bien, en un sentido histórico, la cultura popular no necesita la injerencia de instituciones culturales para su presencia y desarrollo, como aseguran algunos intelectuales, ideólogos y estudiosos de estas manifestaciones, la participación de instancias culturales, por ejemplo, en el caso antes señalado, resulta, trascendental para el fortalecimiento y promoción de los diversas expresiones musicales de las huastecas.
Interludio V
Cuando afirmamos que la cultura popular se crea y recrea constantemente, que se mantiene viva y actual, que no es algo estático, ni inmóvil, que se refunda día a día, nos referimos, por ejemplo, a los trabajos, a las aportaciones y propuestas musicales de los tríos y artistas populares que conforman el disco "Sones indígenas de la Huasteca ". Estos creadores indígenas enriquecen cotidianamente el patrimonio cultural creando diversidades y construyendo identidades. Este patrimonio se renueva por las mismas comunidades originarias en función de su contexto social y de su historia, otorgándoles un sentido de pertenencia e identidad, esto promueve, aparte de la conservación y preservación de su cultura, la permanente creatividad de las mismas.
El presente material discográfico, junto con los fonogramas de compositores contemporáneos mixes y zapotecos, el disco de rock del grupo Hamac Cazim de la nación Coca'ac (Seri), los volúmenes Lluvia de sueños I y II de cantantes y poetas indígenas, las fusiones musicales purépechas del grupo Xenda, los discos de corridos mayos y Yaquis, las grabaciones de cumbias cantadas en lengua maya, por citar sólo algunos ejemplos, integran propuestas frescas y novedosas en las cuales los artistas indígenas se han apropiado de territorios y ámbitos reservados y explotados por artistas mestizos provenientes, principalmente de los espacios urbanos.
Lo que plantea Alvarez Boada y reproducimos en el primer interludio sigue, definitivamente, manteniéndose en los términos que él menciona, pero a partir de los noventas los pueblos indígenas han dado un vuelco, en forma y en contenido, a sus participaciones en la vida nacional.
"Esta nueva situación" obedece a la presencia cada vez más significativa, determinante y decidida de los pueblos indígenas en la escena política, social, económica y cultural de México y es el resultado, a todas luces, de una posición y afirmación ante nuevas realidades.
Interludio de última hora
¡Extra! ¡Extra!
Murió el máximo exponente del falsete, el rey del Falsete. Hace unos días falleció Miguel Aceves Mejía; el periódico La Jornada entrevistó a un representante de la empresa discográfica que produjo sus discos, esto fue lo que expresó: "Fue el creador del falsete y lo oficializó mundialmente. Los huapangueros también se echaban su falsecito, pero quien lo perfeccionó y lo proyectó fue Aceves Mejía. Luego lo reforzó en el mariachi".
Las corporaciones discográficas, junto con otros medios de difusión, no sólo distorcionan expresiones musicales regionales, cambian gustos e imponen modas musicales, también falsean la historia producto de su ignorancia y afanes de lucro. Seguramente Aceves Mejía, no compartiría la opinión antes mencionada, tendría más respeto por la historia y el papel de los verdaderos huapangueros.
Por último, felicito a todos los artistas huastecos que participaron en este material musical (Trío los Microsonicos, Trío Hueytlapan, Trío Huasteco Veracruzano, Trío Aguila Huautlense, La cantante Eufrosina Durán, Soraima y sus Huastecos, Trío los Huerfanitos, Trío Tlayoltiyane, a los músicos Guadalupe Durán y Cecilio Durán y Al Trío Familiar Huasteco), así como a los Coordinadores, Investigadores (en especial a las acertadas notas de Gonzalo Camacho), Traductores, los que realizaron la grabación y masterización, así como el diseño, edición y por supuesto a las instancias culturales que produjeron esta importante propuesta discográfica.
Aclaración que lamento: No, no tengo este disco que presentan. Pero el texto es muy interesante. Y al menos amplia mi pequeño panorama del huasteco. También es sobre la pertinencia de darse la vuelta por las tiendas. A ver quien lo ve por ahí. Este blog fomenta la lectura.. (espero!)
Lunes, 11 de Mayo de 2009
Por Fernando Híjar
Encadenamientos. Sones Indígenas de la Huasteca Agradezco a Amparo Sevilla la invitación para presentar el disco compacto "Sones indígenas de la Huasteca ", en lengua: teenek o huastecos, masewalimeh o nahuas, n'yuhu u otomíes, limasipihní o tepehuas, totonacas y xi'íuy o pames, que constituye, sin lugar a dudas, un verdadero parteaguas, junto con otros discos compactos, en la historia reciente de las producciones fonográficas en torno a la música indígena.
Esta breve presentación está dedicado a la memoria de Manuel Alvarez Boada y de Luis Castillo Richi, que seguramente se encuentran en este momento oyendo sones huastecos en " La TASCA DIVINA ", junto con innumerables ánimas de músicos, compositores y amantes de esta expresión musical.
El presente texto titulado "ENCADENAMIENTOS" está dividido en cinco interludios, ninguno de ellos instrumentales, sin introducción y sin conclusiones.
Interludio I
Manuel Alvarez Boada en su Libro fundacional " La Música Popular en la Huasteca Veracruzana " editado en (1985), en la página 56 nos dice:
"Sin embargo, para la población mestiza de la huasteca, los instrumentos mencionados se utilizan básicamente en la interpretación de la música propia de este sector, tradicionalmente representada por el huapango. Este género producto de una cultura criolla, más propiamente mestiza aunque con notable presencia entre los indígenas, se ha proyectado por su amplia difusión como la forma más conocida de Son Huasteco. El huapango es una variante de son de carácter pagano que se canta y se baila en muchas ocasiones de festejo. Goza de una estructura musical abierta y sincopada que se presta para la improvisación, tanto en la voz como en los instrumentos.
Ahora bien, para la población indígena dichos instrumentos se ocupan generalmente en la interpretación del Son de Costumbre, que se toca en danzas, velaciones y otras ceremonias de convivencia popular, de orden mágico-religioso, o ritual. A diferencia del huapango, el son de costumbre no se canta, salvo en contadas ocasiones, sino que es ejecutado solamente con los instrumento. En algunas ocasiones, excepcionalmente, el son podrá acompañarse con el canto".
Más adelante plantea:
"A ello debemos agregar que el son de costumbre, particularmente en la huasteca, en raras ocasiones llega a cantarse; no por que carezcan de letra -algunos la tienen, muchos otros no-, sino porque su forma y estructura es básicamente instrumental. Su uso, regularmente, se relaciona con la danza, no con el canto; sin embargo, cuando llega a cantarse adopta, efectivamente, la forma que establece Reuter: combinándose coplas con interludios instrumentales. Tal es el caso de un son, de amplia difusión en el país, que en la huasteca cobra especial importancia por su relación con muchos pasajes del ceremonial indígena: "El Xochipitzáhuac".
Unas páginas después, el autor encadena lo siguiente:
En la Huasteca el son no se canta; el huapango sí. El son se danza; el huapango se baila. Y Esto último hace otra diferencia importantísima entre estas dos manifestaciones, divergentes ante todo, por motivos de carácter étnico. Jamás encontraremos que para el "lavado de manos", se acompañen los diferentes momentos del ceremonial con "El caimán", "El gusto", "El querreque", etc. (huapangos), que en todo caso pueden ser utilizados por los mismos indígenas una vez que ha transcurrido el ritual -y sólo hasta entonces-, dándose en muchas ocasiones con posterioridad a éste, el baile social y pagano, para lo que ellos ocupan el huapango de los mestizos.
Sobre estos puntos volveremos más adelante.
Interludio II
Evocaciones huastecas fuera de la Huasteca
Primera.- A mediados de los años ochentas, se exhibió la película "BARROCO" de Paul Leduc, basada en el libro "CONCIERTO BARROCO" de Alejo Carpentier. En uno de las escenas aparecen, dentro de un mezquita, músicos árabes acompañando a un cantaor y una bailaora de cante hondo. La escena cambia y surgen en un escenario selvático, lleno de vida, prístino, un trío de músicos indígenas huastecos con jaranas y violín, interpretando un son tradicional.
Escenas deslumbrantes y aleccionadoras: La música como conjunción de culturas.
Segunda.- A finales de los años ochentas, en el Festival de Música Folklórica de Vancouver, Canadá,El Trío Xoxocapa (río ácido en lengua Náhuatl) arranca fuertes y sentidos aplausos en los foros en que se presenta. En los talleres "interculturales", así los llamaríamos ahora, que se efectúan a la par de las presentaciones musicales, Don Víctor Martínez (considerado uno de los mejores violinistas huastecos, un maestro en el "manejo de la vara", Román Güemes Dixit), deja impresionados y boquiabiertos (con una serie de audaces y sorprendentes sonidos para lucirse, es decir florituras) a una pléyade de violinistas canadienses, irlandeses e ingleses, violinistas de música celta, que lo acompañan en el estrado. Falso que la música popular "sea sencilla y carezca de complejidad", el virtuosismo y el talento de los músicos huastecos son las características principales de su arte.
Tercera.- A inicios de los noventas, en los Angeles, California, invitados por Guillermo Velázquez y Los Leones de la Sierra de Xichu, Guillermo Briseño, el roquero y poeta, y el que esto escribe, fuimos testigos de un encuentro de Huapangueros, residentes en esta ciudad Angelina, originarios de la Sierra Gorda, donde por vez primera constaté, con todos mis sentidos, la fuerza unificadora de la música y la versada y su papel determinante en la edificación de identidades allende nuestras fronteras. Los oaxaqueños hablan de una novena región, construída por los migrantes de este Estado, radicados en ciudad Neza y sus alrededores; los huastecos se refieren a la ciudad de México, como una huasteca más, ¿será la séptima ó la octava?, habría que agregar múltiples huastecas en pleno crecimiento y consolidación en otras regiones y espacios urbanos en México y Estados Unidos de Norteamérica.
Cuarta. - En la segunda mitad de los noventas, ciertos medios de comunicación, en particular el periódico La Jornada, dan fe del triunfo y aceptación de la música huasteca, principalmente en Europa, personificada por el sobresaliente trío "Los Camperos del Valle". El huapango en escenarios internacionales, los tríos huastecos en foros de la elite musical.
Quinta.- A finales de 2005, en la ciudad de Monterrey, en la Catedral del Cabrito, Diego "El Cigala" y sus extraordinarios músicos, son abordados por el responsable de Culturas Populares del Estado, y les propone que escuchen música tradicional mexicana, que no tiene nada que ver con el estridente y omnipresente mariachi, El Cigala y acompañantes se prestan a escuchar, medio incrédulos, no muy dispuestos, a un trío de jóvenes músicos: El Trío Aurora, ellos interpretaron La Petenera y La Malagueña ; al terminar los gitanillos se paran y aplauden asombrados y sin "dar crédito" de la música que los hipnotizó por unos minutos. Lo único que logra decir El Cigala, después de felicitarlos, es: ¡Coño!, esto es rumba flamenca... La poderosa presencia andaluza, en las raíces de la música huasteca.
Sexta.- Hace unas semanas, aquí, en el Museo Nacional de Culturas Populares, Maurilio Hernández Nicanor violinista y cabeza del trío Nahua "Los seguidores de la huasteca" del pueblo Chilócuil, municipio de Tamanzunchale, San Luis Potosí, cuya presencia obedeció a la invitación que le hizo el Museo Nacional de Culturas Populares, para participar en las jornadas de las celebraciones de muertos, entre las poblaciones originarias o indígenas, tocando un repertorio de vinuetes propios de estas fechas, aseveró: "En mi pueblo, en mi comunidad, siempre hemos cantado huapangos en nuestra lengua indígena, siempre nos los piden en nuestros eventos, a la gente les gusta, casi no están grabados, pero no sería mala idea grabarlos".
Interludio III
En un breve ensayo titulado "México un inmenso Garibaldi", de mi autoría, que publicó La Jornada en 1998, sobre los músicos callejeros plantéo lo siguiente:
Los músicos ambulantes siempre han existido, pero en los años recientes la necesidad y la competencia abrieron el abanico de la diversidad musical. Por toda la urbe encontramos tríos huastecos, representantes de la canción romántica y campirana, cantautores (por lo regular rockeros), rondallas, estudiantinas, duetos o tríos costeños, músicos norteños, danzantes y músicos indígenas, cantantes y músicos indigentes o discapacitados, músicos desvalagados de banda de viento, los que se acompañan con triángulos, maracas, armónicas, lata ( o cualquier cosa que sirva para hacer ruido), saxofonistas, flautistas, acordeonistas, marimberos, violinistas, músicos jarochos; por ahí todavía se escucha algo de música andina o sudamericana y existen cantantes que sólo utilizan su voz, sin ningún acompañamiento, o simplemente golpean las palmas de sus manos. También aparecen los que cantan acompañados con pistas o tocacintas, o bien con amplificadores portátiles para voz y guitarra. Hay algunos tríos de música huasteca, que al terminar de cantar ofrecen casets con su propia música y así obtiene algo más que la simple cooperación. (En la actualidad ya no sólo ofrecen casete, sino también compactos).
A inicios de los años treinta, con el advenimiento de la radio (en 1930 surge la más potente radiotransmisora de Latinoamérica: la XEW ), la sociedad mexicana se encontraba, más que nunca, abierta y lista para identificarse con la música de las diferentes regiones del país. Si bien esta música ya se conocía debido al éxito del "género chico" o teatro de revista (que había tenido su auge en las primeras décadas del presente siglo), no es sino con la radio que "de todas partes rinde su fruto a los hogares[...] la canción que polariza la preferencia unificada de la ciudad, y de ella, a la nación, de que la ciudad es el corazón y el cerebro", como apuntó Salvador Novo.
El "género chico" provocó migraciones de músicos y cantantes de provincia a la capital, pero sólo la influencia movilizadora de la radio dio por resultado las más significativas migraciones y un creciente interés de los citadinos por conocer la genuina música del país.
Los concursos de música, primero en los Teatros de Revista (en 1927, en el Teatro Lírico, se efectuó el concurso "La canción mexicana", en el cual Tata Nacho obtuvo el primer lugar con su composición Menudita y Guty Cárdenas el segundo con Nunca), algunos años después, los concursos y pruebas a "nuevos valores" en la radio, como La hora de los aficionados de la XEW, fueron auténticos semilleros de artistas y provocaron movimientos de miles de músicos y cantantes del campo a la ciudad. El mundo del espectáculo y la farándula sólo dio cabida a un porcentaje muy reducido de estos forasteros sui generis que llegaban para hacerse famosos. Todos los demás acabaron mostrando su arte en las calles de esta ciudad.
El musicólogo Daniel Castañeda enumera los conjuntos regionales y músicos que se encontraban por aquel tiempo en la ciudad como ambulantes: mariachis de Cocula; músicos y bailarines sandungueros; orquestas típicas con violín, salterio arpa y bandoneón; trovadores de Veracruz y Tamaulipas con guitarras y violines; bandas jarochas interpretando huapangos; cancioneros típicos de Guerrero y Oaxaca tocando gustos, sones, chilenas y malagueñas con violines, vihuelas, arpas y guitarras; cantantes de Michoacán y grupos típicos de la región lacustre con sus pirecuas, sones y canciones sentimentales.
En la presente década el escenario de la música callejera es completamente distinto. Los ochenta fueron creando un terreno fértil para que las trompetas del apocalipsis resonaran en cada nota o en cada canto de los músicos ambulantes. Profesionistas y obreros desempleados, jóvenes sin futuro, ancianos, niños y mujeres al margen de la estructura productiva neoliberal, engrosan día a día las filas del Ejército de Músicos y Cantantes Callejeros (EMCC), que crece a la par de los mendigos, limpiaparabrisas, payasitos, tragafueros y vendedores callejeros de todo tipo.
César Hernández Azuara, en su libro "Huapango. El son huasteco y sus instrumentos en los siglos XIX y XX", sobre este tema, nos dice: "En los últimos años los grupos huapangueros se han multiplicado, proceso que no es fácil de analizar. Por un lado, debido al gusto y a la demanda por el huapango tanto en la región como fuera de ella, incluso en lugares apartados de la Sierra y la Huasteca. Por el otro, debido a su potencial económico; la vida se gana mejor y de manera más cómoda como huapanguero que si se trabaja como jornalero en el campo. Lo anterior influye en la decisión de muchos jóvenes que se dedican a la música con dedicación, en especial para aprender los secretos del huapango, sus piezas, sus canciones, para salir a "talonear" en las cantinas o tocar en las fiestas".
Es decir los tríos huastecos, que vemos y escuchamos en las calles, no surgieron por generación espontánea, hay toda una historia y causas de su presencia en estos espacios.
Interludio IV
En 1997 aparece el disco compacto del Primer Festival de las Huastecas, de aquí en adelante son producidos y coeditados un sin fin de materiales fonográficos, que suman varias decenas de títulos; si bien han participado varios instancias culturales en la producción de los mismos, la coordinación la ha llevado la Dirección de Vinculación Cultural. Estos materiales o bienes culturales, junto con los festivales regionales, estatales y locales, las mesas redondas, talleres, encuentros, publicaciones, videos, exposiciones, expoventas, charlas, presentaciones y la participación y organización de músicos, intérpretes y compositores en el destino de su música, conforman toda una concepción sobre la promoción cultural, sin la cual, tal vez, no se podría explicar la importante y notoria presencia de la música huasteca.
El concepto de promoción cultural moderno, contemporáneo, que apoye, facilite, fortalece, impulse, detone, acompañe y vincule procesos culturales vivos, vigentes en las comunidades, barrios o colonias está presente de manera acabada, (producto de una experiencia de años de trabajo de los promotores),en todas y cada uno de las acciones que realiza el Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca.
Si bien, en un sentido histórico, la cultura popular no necesita la injerencia de instituciones culturales para su presencia y desarrollo, como aseguran algunos intelectuales, ideólogos y estudiosos de estas manifestaciones, la participación de instancias culturales, por ejemplo, en el caso antes señalado, resulta, trascendental para el fortalecimiento y promoción de los diversas expresiones musicales de las huastecas.
Interludio V
Cuando afirmamos que la cultura popular se crea y recrea constantemente, que se mantiene viva y actual, que no es algo estático, ni inmóvil, que se refunda día a día, nos referimos, por ejemplo, a los trabajos, a las aportaciones y propuestas musicales de los tríos y artistas populares que conforman el disco "Sones indígenas de la Huasteca ". Estos creadores indígenas enriquecen cotidianamente el patrimonio cultural creando diversidades y construyendo identidades. Este patrimonio se renueva por las mismas comunidades originarias en función de su contexto social y de su historia, otorgándoles un sentido de pertenencia e identidad, esto promueve, aparte de la conservación y preservación de su cultura, la permanente creatividad de las mismas.
El presente material discográfico, junto con los fonogramas de compositores contemporáneos mixes y zapotecos, el disco de rock del grupo Hamac Cazim de la nación Coca'ac (Seri), los volúmenes Lluvia de sueños I y II de cantantes y poetas indígenas, las fusiones musicales purépechas del grupo Xenda, los discos de corridos mayos y Yaquis, las grabaciones de cumbias cantadas en lengua maya, por citar sólo algunos ejemplos, integran propuestas frescas y novedosas en las cuales los artistas indígenas se han apropiado de territorios y ámbitos reservados y explotados por artistas mestizos provenientes, principalmente de los espacios urbanos.
Lo que plantea Alvarez Boada y reproducimos en el primer interludio sigue, definitivamente, manteniéndose en los términos que él menciona, pero a partir de los noventas los pueblos indígenas han dado un vuelco, en forma y en contenido, a sus participaciones en la vida nacional.
"Esta nueva situación" obedece a la presencia cada vez más significativa, determinante y decidida de los pueblos indígenas en la escena política, social, económica y cultural de México y es el resultado, a todas luces, de una posición y afirmación ante nuevas realidades.
Interludio de última hora
¡Extra! ¡Extra!
Murió el máximo exponente del falsete, el rey del Falsete. Hace unos días falleció Miguel Aceves Mejía; el periódico La Jornada entrevistó a un representante de la empresa discográfica que produjo sus discos, esto fue lo que expresó: "Fue el creador del falsete y lo oficializó mundialmente. Los huapangueros también se echaban su falsecito, pero quien lo perfeccionó y lo proyectó fue Aceves Mejía. Luego lo reforzó en el mariachi".
Las corporaciones discográficas, junto con otros medios de difusión, no sólo distorcionan expresiones musicales regionales, cambian gustos e imponen modas musicales, también falsean la historia producto de su ignorancia y afanes de lucro. Seguramente Aceves Mejía, no compartiría la opinión antes mencionada, tendría más respeto por la historia y el papel de los verdaderos huapangueros.
Por último, felicito a todos los artistas huastecos que participaron en este material musical (Trío los Microsonicos, Trío Hueytlapan, Trío Huasteco Veracruzano, Trío Aguila Huautlense, La cantante Eufrosina Durán, Soraima y sus Huastecos, Trío los Huerfanitos, Trío Tlayoltiyane, a los músicos Guadalupe Durán y Cecilio Durán y Al Trío Familiar Huasteco), así como a los Coordinadores, Investigadores (en especial a las acertadas notas de Gonzalo Camacho), Traductores, los que realizaron la grabación y masterización, así como el diseño, edición y por supuesto a las instancias culturales que produjeron esta importante propuesta discográfica.
Aclaración que lamento: No, no tengo este disco que presentan. Pero el texto es muy interesante. Y al menos amplia mi pequeño panorama del huasteco. También es sobre la pertinencia de darse la vuelta por las tiendas. A ver quien lo ve por ahí. Este blog fomenta la lectura.. (espero!)
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