El Choco Tabasqueño
Lo más choco del choco, con El choco tabasqueño
El Bocao / La media Juajina / El Milpa y el Plaga
Pa'Jonuta / La Voz del Infierno Verde
Y Cuando Venga Aste a ve / Doña Esa
La Calaguala / El Ganadero / El Vaquero
Gracias a Salvador por este sureñísimo aporte, solo falto el pozol y el dulce de caimito.
Un sencillo homenaje para don Tilo Ledesma
De: María del Pilar Rodríguez Cortes.
¿Quién mejor que don Tilo Ledesma, “el más choco de los escritores tabasqueños” para hablarnos sobre el personaje “Choco tabasqueño”?
Con ese objetivo me dirijo a su casa de la Colonia López Mateos, en Villahermosa, donde bien dispuesto y amable, me recibe para charlar sobre el tema.
“Antes decirle choco a alguien era casi insultarlo, comienza a decir el conocido epigramista, porque el término tenía una connotación despectiva: indio sin cultura y de baja condición, en la actualidad el término ha cambiado y es casi un gentilicio tabasqueño”.
En su “Diccionario de mejicanismos”, Francisco J. Santamaría afirma que Choco, significa indio, contrapuesto a blanco, el moreno de condición humilde del sureste mexicano. Mientras que en el semanario Solar de Cultura, del periódico “Rumbo Nuevo”, encontramos otras interesantes aportaciones: Para el compositor José Luis Inurreta, autor de “El tigre”, choco es “el criollo moreno de la clase humilde”, en tanto que para el escritor y lexicógrafo Marcos E. Becerra, choco es la persona de raza indígena pura, que así se le llama vulgarmente en Tabasco y parte de Veracruz.
Para el escritor Manuel R. Mora, “no hay definición satisfactoria”; sin embargo consideraba que choco o choca son las personas que solo disponen de su fuerza de trabajo para subsistir, es decir los campesinos o los sirvientes, “nada a mi juicio tiene que ver con el color de la piel”. Finalmente el investigador e historiador Jorge Priego, menciona que lejos de ser peyorativo, el término choco puede calificarse como afectuoso: “con mucho cariño las madres chontales llaman a sus hijos choquito o choquita. Y en apoyo de nuestra opinión está el hecho de que al tabasqueño en general se le llama choco, como al veracruzano jarocho y al yucateco boshito”.
Ahora, dentro del ambiente artístico, “Choco tabasqueño” es el nombre que han usado algunas personas para distinguirse como tales y destacar la forma de hablar: “hablamos con mucho dejo y cambiamos las letras, a veces por socarronería, a veces por ignorancia”.
Sin pretensiones de exhaustividad, don Tilo me cuenta que el primer choco tabasqueño se llamó Manuel Laureano Arrazola Hernández, nacido en una ranchería de Tabasco por el año de 1909.
Se dice que en su juventud fue marinero, que “viajó al otro lado del mundo” y que aprendió a decir groserías en muchos idiomas. Originalmente fue “El charro negro”, pero pronto destacó como compositor y exponente del folclor tabasqueño y empezó a vestirse como auténtico campesino: camisa y calzón de manta, sombrero, además de colgarse bush, morral y machete, para interpretar las canciones que componía.
Afirma que mucho del éxito del choco se debió a que encarnaba lo verdaderamente auténtico y popular, la esencia tabasqueña, tanto en el aspecto físico como en el contenido de sus canciones.
En éstas rescataba el lenguaje propio del medio rural, los decires del tabasqueño del campo, comiéndose la “r” o la “s”, diciendo la “s” como la “j”. Desde luego, estas canciones incluían la proverbial picardía tabasqueña y por eso llamaron la atención. Aunque tocaba y cantaba mal, a la gente le gustaba, porque pese a todo, “el resultado era estupendo”.
Entre las canciones de su autoría que lo hicieron famoso se mencionan: Pa’ Jonuta, Luna de Tabasco, Pícara pícara, Serenata tabasqueña y, sobre todo Ay mojo maistro.
Este primer choco no fue un artista de presentaciones. Fue un personaje típico de la ciudad que andaba de esquina en esquina ganándose la vida con sus composiciones y su interpretación sui generis.
Por el año de 1975, algunos afirman que por interés del gobierno del estado, otros que por invitación de Raúl Velasco, el choco viajó a la Ciudad de México con la intención de grabar un disco. Se cuenta que aunque se intentaron hacer algunos arreglos musicales, Arrazola se opuso rotundamente, grabando finalmente “tan sólo con su guitarrita”.
Los otros chocos
El segundo choco fue Vicente Padrón, “el choco Padrón” o “Chente, el choco”, más refinado que el primero y con mayor presencia en la comunidad tabasqueña del Distrito Federal.
Alguna vez, don Pedro Luis Bartilotti me comentó que el choco Padrón actuaba como porrista o animador del equipo de béisbol de Tabasco cuando jugaban en el parque Delta. Los tabasqueños, al igual que muchas familias mexicanas se reunían en la entonces llamada “Catedral del béisbol”, donde organizaban comilonas y fiestas que animaban con marimbas.
Muy afecto a las artesanías, el choco Padrón realizó una serie de estampas con madera y otros componentes de la región que retrataban la vida cotidiana de los campesinos de Tabasco.
Con el tiempo surgieron otros “chocos”.
Cuando además de epigramas, Tilo Ledesma empezó a escribir canciones, notó que si bien su estilo era similar al de Arrazola, se considera más descriptivo, más incisivo y más crítico.
Hace algunos años, en un restaurante, escuchó a una persona cantando composiciones de Arrazola y suyas, “Me llamó la atención, me dijo que era de Tenosique. Casi no tuvimos relación y al poco tiempo supe que murió. De Balancán, apareció otro “Choco” del que tampoco supe su nombre ni trascendió la relación”.
Aunque efímera, la existencia de estos “chocos” le sirvió a don Tilo Ledesma para que sus canciones se popularizaran. Gracias a ello, durante el gobierno de Salvador Neme, el Trío Usumacinta grabó un disco con algunas de sus composiciones.
A partir de entonces, se estableció el binomio Tilo Ledesma-Choco Tabasqueño, en donde el primero compone y los segundos interpretan y difunden.
Es el caso de Jorge Alejandro Suárez, el actual choco tabasqueño, quien también interpreta canciones de Arrazola y de Tilo Ledezma, además de las propias y adoptó la vestimenta de campesino que usaba el primero. Para don Pedro Luis Bartilotti, el actual choco posee gran ingenio, improvisa mucho y es más profesional, “un artista como cualquiera, al que se puede contratar”.
También está “Choco Nico” o Nicolás Pérez, que también “va agarrando aire”. A Tilo le gustan cada uno en su estilo y mantiene buenas migas con ambos.
Aunque se dice que Jorge Alejandro es veracruzano, (él dice que es de Villahermosa) y el Choco Nico es oaxaqueño, para don Tilo Ledesma eso no tiene importancia, “lo que importa es la buena calidad que han tenido al interpretar y difundir a la canción choca y aderezarla con su tinte humorístico particular”
Comentarios
(Perdón, pero aunque estoy de vacaciones no se me quita la costumbre)
Finalmente, me da mucho gusto que los aportes culturales de las diferentes regiones de nuestro país estén llamando la atención de mucha gente, es una forma de recuperar nuastra identidad.
a mí me gusta mutxo kómo escribe anónimo :o)
Si, muta y cuando se escribe de esa manera muta en amiba o alien. No evoluciona, involuciona.
Cuando se escribe correctamente al modo actual el lenguaje no muta, florece.
Ya lo decian los aztecas, "no acabaran mis flores, no morirán mis cantos, PERMANECEN.
Pero Salvador, no tienen caso estas discusiones, es la edad, las hormonas, algún dia madurarán y entonces escribiran en español.
Y gravity..no hablariamos latín, hablariamos nahuatl, o castellano, o catalán.
Precisamente el latín era el lenguja de lo establecido, eso que tanto les molesta a ustedes, y lo que ustedes escriben es todo lo contrario, así que no, no se preocupen, jamás han corrido el riesgo de hablar latín.
haya paz..