EL FANDANGO: NÚCLEO VITAL DEL SON JAROCHO, EL REPENTISMO Y LAS FIESTAS EN EL SOTAVENTO
Ángel Trejo San Andrés Tuxtla, Ver.- Las definiciones del fandango son muchas, casi incontables en el ámbito alegre del II Festival Cultural del Sotavento. Todos tienen su propia visión de lo que es el fandango y pese a la dispersión conceptual la mayoría coincide en que es la fiesta misma o el núcleo vital del que brotan las diversas expresiones festivas de la gente. En el Sotavento está estrechamente asociado al son jarocho, al baile en tarima, a la versada, al repentismo, a las décimas y a toda manifestación de creatividad y alegría. A la cultura popular, a la amistad, la camaradería. "Cuando quieras promover la cultura – dijo Juan Meléndez en un encuentro de promotores culturales- hay que partir de un fandango, porque éste nos brinda el modo de expresarnos individualmente en un centro comunitario. Y en el fandango, de la mano de otros, puedes encontrarte". "El fandango te permite sentir parte de algo más grande, te brinda una visión comunitaria. Es una forma de combatir la soledad y es una forma de construir la identidad. Te da un sentimiento de pertinencia identitaria en el mundo", explicó el historiador y músico sonero Álvaro de Jesús Alcántara. El poeta repentista José Manuel Aguilera, tuxtepecano, aseguró que el fandango es uno con el son jarocho y la versada y que, por lo mismo, el núcleo vital básico para enseñar a los niños a bailar, cantar e improvisar en son es éste, no los talleres, "a menos que éstos funcionen" con base en el código fandanguero. Para Rafael Figueroa, promotor cultural de Los Tuxtlas, es "un espacio en torno a una tarima, donde se oye y se toca son jarocho, se baila, se canta, se platica, se trova e improvisan versos, se enamora, se chismorrea, se emborracha y a veces hasta se pelea". "Es una fiesta de amigos dentro de otra u otras fiestas más grandes, como las patronales, las de barrio, familiares o cívicas. La hace uno mismo junto con los amigos... Antaño, cuando recién llegó de España, fue un género musical, pero ahora es el cogollo de la fiesta". De acuerdo con Figueroa, quien participó en un encuentro de músicos promotores culturales del Sotavento, el movimiento jaranero o sonero que ha llevado al son jarocho a entarimados internacionales surgió en un fandango, a finales de los años 70 y principios de los 80. La fuerza iniciática del son jarocho parte de éste, de su estrecho vínculo social y comunal con la cultura popular de un pueblo. Y su génesis, aclara Ana Zarina Palafox Méndez, se dio en el pueblo bajo, entre los pobres. "El fandango vino de España con los soldados y arraigó entre los indios y los negros. Fue y sigue siendo una fiesta de pobres o clasemedieros", añadió la música e investigadora de los sones huasteco y jarocho. En los diccionarios la palabra fandango se define como género musical que se tocaba con castañuelas y como sinónimo de bullicio o jaleo. La etnomusicóloga Araceli Romero, investigadora del Conaculta, añade a su sinonimia los términos pachanga, jolgorio, reventón, rumba, festejo, relajo. Su configuración semántica habría provenido, según esta misma especialista, de fande (festejo en mandinga, lengua africana) y del bantú angoleño kimbundú que significaba desorden, caos o relajo. Durante las jornadas nocturnas del II Festival Cultural del Sotavento, realizado en esta ciudad del 25 al 27 de noviembre (2005), se organizaron fandangos con la participación de los grupos de son jarocho La Hierbabuena, San Miguel, Raíces, Cultivadores del Son, Los Baxin, Alaritanguea, Texcaltitlán y Río Crecido.
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