Mariachi antiguo, jarabe y son de Arturo Chamorro
El etmomusicólogo presentará su libro Mariachi antiguo, jarabe y son en el Museo Nacional de Culturas Populares, el 29 de junio
Foto: Cortesía/CONACULTA
¿El fenómeno musical representado por el mariachi no puede circunscribirse a su expresión moderna, que ha logrado trascender la región de Jalisco y las fronteras de México, sino que es necesario reconocerlo también como una extensa red de manifestaciones musicales vernáculas, asentadas en no menos de seis entidades del occidente de la República¿, dice el etnomusicólogo J. Arturo Chamorro Escalante en su libro Mariachi antiguo, jarabe y son, que publica el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Secretaría del gobierno de Jalisco.
De acuerdo con la tesis de Chamorro Escalante, en el estado de Jalisco no sólo hay mariachis del sur, en Los Altos, el centro y la costa, también hay mariachis huicholes o wixáritari, coras, nahuas, purépechas y afromestizos, ubicados estos últimos en zonas colindantes con las entidades de Nayarit, Colima y Michoacán. De igual modo, el son jalisciense tiene correspondencias con las regiones del sur de Aguascalientes y Zacatecas.
El experto dice que el mariachi como negocio y espectáculo folclórico han hecho surgir tradiciones inventadas que poco tienen que ver con su historia. ¿Manipulando la imagen de lo jalisciense como un estereotipo susceptible de comercialización o como un producto que puede ubicarse en el mercado trasnacional¿ cuando es un producto cultural de la vida agrícola y ejemplo de prácticas rituales de cantos y alabanzas que proceden del mestizaje étnico-cultural derivado de la colonización española.
En el mismo territorio de Jalisco, explica Chamorro Escalante, pueden reconocerse identidades regionales diversas e incluso opuestas que se manifiestan en el mariachi. ¿Puede advertirse que en el norte y en el sur se conformó un tipo de mariachi indígena que se confronta con el mestizo o el criollo, mientras que en Los Altos se encuentra otro tipo de mariachi mestizo, que no mantiene ningún vínculo con el del sur y el de la costa¿.
Mariachi antiguo, jarabe y son será presentado el 29 de junio a las 18:00 horas en la Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares (Hidalgo 289, Centro de Coyoacán) junto con otros seis títulos de la colección Las culturas populares de Jalisco, integrada hasta la fecha por 17 estudios multidisciplinarios realizados por académicos e investigadores de la Secretaría de Cultura de Jalisco y la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
El volumen integrado por cinco capítulos, ubica el fenómeno musical en un contexto geográfico, social y simbólico mucho más amplio que el intento por reducirlo a una expresión del ¿criollismo ranchero¿ del mariachi comercial. Explora cada una de las facetas relacionadas con su origen, evolución musical e instrumental, coreografía, sus diferentes tipos de ensambles, su asociación con usos indumentarios e incluso con su pretendida imagen nacionalista.
Chamorro Escalante se deslinda del viejo debate sobre el origen de la palabra mariachi ―versiones del historiador Jean Meyer (1981) y el antropólogo Jesús Jáuregui (1990) atribuyen el origen del nombre a la lengua coca de un pueblo del municipio de Rosamorada, Nayarit― y prefiere dedicar su análisis a la variedad de géneros que fueron y son interpretados por los conjuntos de mariachi: minués, sones, jarabes, jotas, chotis, valses y polcas.
Entre los sones de mariachi distingue los alteños, costeños, planecos, arribeños, de tarima, con tambora y con arpa. Define al son jalisciense como una ¿categoría regional que forma parte de la gran tradición del son mexicano¿, con emergencia inaugural en el sur de Jalisco, que se difundió a Colima y Michoacán y más tarde a otras entidades de la República.
Acerca de la incorporación de la trompeta en el mariachi, explica que ocurrió en los años treinta, cuando varios conjuntos de Jalisco, principalmente de Cocula y Tecatitlán emigraron a la ciudad de México en busca de mejores oportunidades de trabajo. Apoyado en la versión de Jáuregui, avala la versión de que el dueño de la radiodifusora XEW, Emilio Azcárraga Vidaurreta, fue quien impuso el uso de la trompeta en el mariachi, porque el ¿timbre más agudo y potente¿ de ésta era ideal para su transmisión en la radio.
Actualmente el mariachi urbano o moderno tiene grupos corresponsales en gran parte de las poblaciones del país, en los estados de California, Arizona, Texas, Chicago y Washington en los Estados Unidos; en países latinoamericanos y del Caribe como Costa Rica, Venezuela, Perú, Nicaragua y Aruba; en Italia (Mariachi Romatitlán) y en Japón.
Autor/Redactor: CONACULTA Editor: Manuel Zavala y Alonso
Nota: Ignoro el año de esta nota, pero lo interesante es la información y difundir la existencia de este tipo de libros.
Foto: Cortesía/CONACULTA
De acuerdo con la tesis de Chamorro Escalante, en el estado de Jalisco no sólo hay mariachis del sur, en Los Altos, el centro y la costa, también hay mariachis huicholes o wixáritari, coras, nahuas, purépechas y afromestizos, ubicados estos últimos en zonas colindantes con las entidades de Nayarit, Colima y Michoacán. De igual modo, el son jalisciense tiene correspondencias con las regiones del sur de Aguascalientes y Zacatecas.
El experto dice que el mariachi como negocio y espectáculo folclórico han hecho surgir tradiciones inventadas que poco tienen que ver con su historia. ¿Manipulando la imagen de lo jalisciense como un estereotipo susceptible de comercialización o como un producto que puede ubicarse en el mercado trasnacional¿ cuando es un producto cultural de la vida agrícola y ejemplo de prácticas rituales de cantos y alabanzas que proceden del mestizaje étnico-cultural derivado de la colonización española.
En el mismo territorio de Jalisco, explica Chamorro Escalante, pueden reconocerse identidades regionales diversas e incluso opuestas que se manifiestan en el mariachi. ¿Puede advertirse que en el norte y en el sur se conformó un tipo de mariachi indígena que se confronta con el mestizo o el criollo, mientras que en Los Altos se encuentra otro tipo de mariachi mestizo, que no mantiene ningún vínculo con el del sur y el de la costa¿.
Mariachi antiguo, jarabe y son será presentado el 29 de junio a las 18:00 horas en la Quinta Margarita del Museo Nacional de Culturas Populares (Hidalgo 289, Centro de Coyoacán) junto con otros seis títulos de la colección Las culturas populares de Jalisco, integrada hasta la fecha por 17 estudios multidisciplinarios realizados por académicos e investigadores de la Secretaría de Cultura de Jalisco y la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
El volumen integrado por cinco capítulos, ubica el fenómeno musical en un contexto geográfico, social y simbólico mucho más amplio que el intento por reducirlo a una expresión del ¿criollismo ranchero¿ del mariachi comercial. Explora cada una de las facetas relacionadas con su origen, evolución musical e instrumental, coreografía, sus diferentes tipos de ensambles, su asociación con usos indumentarios e incluso con su pretendida imagen nacionalista.
Chamorro Escalante se deslinda del viejo debate sobre el origen de la palabra mariachi ―versiones del historiador Jean Meyer (1981) y el antropólogo Jesús Jáuregui (1990) atribuyen el origen del nombre a la lengua coca de un pueblo del municipio de Rosamorada, Nayarit― y prefiere dedicar su análisis a la variedad de géneros que fueron y son interpretados por los conjuntos de mariachi: minués, sones, jarabes, jotas, chotis, valses y polcas.
Entre los sones de mariachi distingue los alteños, costeños, planecos, arribeños, de tarima, con tambora y con arpa. Define al son jalisciense como una ¿categoría regional que forma parte de la gran tradición del son mexicano¿, con emergencia inaugural en el sur de Jalisco, que se difundió a Colima y Michoacán y más tarde a otras entidades de la República.
Acerca de la incorporación de la trompeta en el mariachi, explica que ocurrió en los años treinta, cuando varios conjuntos de Jalisco, principalmente de Cocula y Tecatitlán emigraron a la ciudad de México en busca de mejores oportunidades de trabajo. Apoyado en la versión de Jáuregui, avala la versión de que el dueño de la radiodifusora XEW, Emilio Azcárraga Vidaurreta, fue quien impuso el uso de la trompeta en el mariachi, porque el ¿timbre más agudo y potente¿ de ésta era ideal para su transmisión en la radio.
Actualmente el mariachi urbano o moderno tiene grupos corresponsales en gran parte de las poblaciones del país, en los estados de California, Arizona, Texas, Chicago y Washington en los Estados Unidos; en países latinoamericanos y del Caribe como Costa Rica, Venezuela, Perú, Nicaragua y Aruba; en Italia (Mariachi Romatitlán) y en Japón.
Autor/Redactor: CONACULTA Editor: Manuel Zavala y Alonso
Nota: Ignoro el año de esta nota, pero lo interesante es la información y difundir la existencia de este tipo de libros.
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http://rapidshare.com/files/240229770/12mariachiajys.pdf
https://sc.jalisco.gob.mx/sites/sc.jalisco.gob.mx/files/12mariachiajys.pdf