El movimiento jaranero

El siguiente recorte es de un artículo de Rafael Figueroa Hernández
Movimiento jaranero


Para 1981 el naciente movimiento jaranero ya estaba lo suficientemente maduro para empezar a crear sus propias figuras de culto. Arcadio Hidalgo uno de los participantes en el disco del Instituto Nacional de Antropología vuelve a la circulación acompañado del grupo Mono Blanco en un disco titulado Sones Jarochos y con el da comienzo a lo que llamamos Movimiento Jaranero, es decir, un conjunto de grupos e individuos que, con plena conciencia de su labor, trabajan para la preservación y el rescate de la tradición del son jarocho.

En la actualidad el movimiento jaranero goza de cabal salud y cuenta con varias vertientes que trataremos de resumir a continuación.

1. Son indígena. Cantando en lenguas como el náhuatl y el popoluca el son indígena ha sido revalorizado desde dentro y desde afuera y se ha aprendido a entender su cadencia mucho más pausada que sus contrapartes mestizas. (Fandango!. Fiestas de la Candelaria Minatitlán 91. México: Pentagrama, 1991 un son de la Guacamaya interpretado en Zoquepopoluca y otro en náhuatl por representantes de Hueyapan de Ocampo y de Pajapan respectivamente)

2. Ejecutantes del son tradicional que motivados por el movimiento se han sumado a él, pero sin variar en lo básico su manera de ejecución. En este renglón podemos encontrar a grupos como el Son de Santiago de, era de esperarse, Santiago Tuxtla, Los Utrera de el Hato con don Esteban Utrera en el requinto como pilar de la familia y Los cultivadores del son con los dos Juanes: Juan Pólito Baxin y Juan Mixtega Baxin, entre otros.

3. Representantes del camino marcado por las modificaciones de Andrés Huesca y Lino Chávez al son jarocho en los años cuarenta, que han sabido mantener un cierto grado de originalidad. En este rubro podemos incluir a grupos como el Tlen Huicani desde Xalapa, sin duda uno de los grupos más conocidos y reconocidos a nivel mundial, debido al apoyo que han recibido de la Universidad Veracruzana de la cual forman parte, y a la Negra Graciana, intérprete del arpa cuyo estilo nos remite a un interesante punto medio entre la manera tradicional del son jarocho y la corriente urbana de interpretarlo.

4. Los integrantes del Movimiento jaranero propiamente dicho, partipantes permanentes en los Encuentros de Jaraneros, artistas creativos y, al mismo tiempo, promotores del son jarocho, además, y esto es quizá lo más importante, han trabajado la composición de sones nuevos convencidos de que la única manera de mantener la tradición es renovándola. En este renglón encontramos a el grupo Mono Blanco comandado por Gilberto Gutiérrez, Antonio García de León y el grupo Zacamandú, Tacoteno impulsado por Juan Meléndez de la Cruz, Son de Madera dirigido por Ramón Gutiérrez, el Grupo Siquisirí de Tlacotalpan y anfitrión del Encuentro de Jaraneros, Los Parientes de Playa Vicente y, desde el sur del estado, Chuchumbé, entre muchos otros.

5. Experimentos y fusiones. Uno de los resultados previsibles de un movimiento como el jaranero, era la posibilidad de experimentar y realizar fusiones con géneros tanto cercanos como lejanos musicalmente hablando. En los Encuentros de Jaraneros, y en algunas grabaciones, ha sido posible presenciar como tradiciones como la anfroantillana, el blues, el jazz y la música africana, para sólo mencionar unas cuantas, se pueden mezclar, con diversos grados de éxito, con el son jarocho y ofrecer un producto estéticamente válido.
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