“…a morir en los desiertos”. Breve nota sobre el canto cardenche
July 15, 2008
José Juan Zapata Pacheco
Sobre el cardenche cae una especie de condena cruel y seca tal como la estepa que resguarda a sus últimos sonidos: Nadie sabe en qué fecha y dónde surgió, pero sí se sabe cuál será su muy probable fecha de defunción: El día en que las voces de Genaro Chavarría Ponce, Guadalupe Salazar Vázquez, Antonio Valles Luna y Fidel Elizalde, todos ellos de avanzada edad, dejen de sonar bajo los tragos del sotol y entre los largos silencios que enmarcan el fraseo del canto cardenche.
De entrada, el primer contacto con el cardenche suele ser ríspido, rudo y desconcertante, tal como el dolor que provoca la espina de la cactácea de la cual toma su nombre. Voces desnudas, a menudo desafinadas, dolidas, chillantes. El cardenche es uno de los pocos ejemplos en latinoamérica de canto popular a capella.
Con un origen nebuloso, el canto cardenche terminó afincándose en las estepas de la Comarca Lagunera, en el norte de México, en las primeras décadas del siglo XX o quizá finales del XIX. Un canto de campesinos, de jornaleros, fraguado al fresco de las noches luego de la jornadas laborales y al calor de los tragos de sotol.
Desde Sapioriz, en la ribera del río Nazas, hasta Jimulco, en las sierras del sur del municipio de Torreón, La Laguna rural fue tierra cardenche. Ahora sólo quedan cuatro voces que mantienen viva la tradición, en la pequeña población de Sapioriz, Durango.
Todavía en 1978 la maestra Irene Vázquez Valle alcanzó a recoger y grabar un corrido “acardenchado” en Jimulco, Coahuila, para la edición del disco Tradiciones musicales de La Laguna. La Canción Cardenche, de la colección de la Fonoteca del INAH (Ediciones Pentagrama). El resto del material cardenche provino de Sapioriz, con las voces de los padres de los actuales cardencheros.
¿Qué distingue al cardenche? Primeramente la ausencia de instrumentos de acompañamiento, la voz a capella. En segundo lugar la polifonía: el cardenche es interpretado a tres o cuatro voces (según algunos testimonios, se llegó a cantar a cinco). Y finalmente los largos silencios entre frase y frase.
El nombre de las voces es fácil de encontrar en cualquier texto al respecto: primordial, marrana o arrastre (grave) y contralta o requinto (aguda).
En las notas al disco de la Fonoteca del INAH, (en la reedición en CD), apunta el musicólogo Roberto Portillo:
La canción cardenche posee una rica ornamentación en cada voz, aquella pertenece, esencialmente, al Barroco europeo y al Renacimiento específicamente español, abarcando del siglo XVI al XVIII. (…)
La improvisación de la glosa y la ornamentación en la canción cardenche es muy interesante; se puede escuchar que estos ornamentos no son sencillos, implican un conocimiento empírico bien desarrollado de la retórica musical. (…)
Y como si esto fuera poco, constantes apoyaturas, descendientes y ascendentes, tan utilizadas en nuestra música tradicional, le dan el toque regional y nacionalista que también caracteriza a este versátil género musical.
Dejando del lado el análisis académico, que a pesar de rastrear el origen colonial del género es incapaz todavía de crear una hipótesis fuerte acerca de su origen, el cardenche se extingue ante la indiferencia de los hijos y nietos de los actuales cardencheros.
Como bien apunta don Lupe Salazar en una entrevista de Miriam Canales (Revista Replicante, No. 10):
Ahora nos tiran de locos. No les gusta oír eso ya, la música que está entrando le está quitando lo antiguo. (…)
y también don Genaro Chavarría:
Yo tengo un hijo con buena voz pero no quiere sentir; tengo un cancionero y se lo di para que estudiara y no quiere, mejor se compró discos de música loca. De chavito le gustaba andar conmigo en el rancho La Goma o en Torreón, pero cuando creció se puso a noviar y ya. La música como que los desvía.
Así, entre el olvido de los jóvenes, más aficionados al norteño o al pasito duranguense, que a esa música “de grandes”, los cardencheros guardan en su voz una tradición de décadas que se niega a extinguir. Con el apoyo de Culturas Populares de CONACULTA y las instituciones culturales de las tres ciudades de La Laguna, los cuatro señores de Sapioriz han podido interpretar su canto en numerosos foros del país, y una grabación reciente (Canto Cardenche, editado por Icocult y Ediciones Pentagrama) recoge sus voces con algunos temas no incluidos en el disco del INAH.
Aparte del los dos discos compactos, ambos distribuidos por Ediciones Pentagrama (y accesibles en todas las Ferias del Libro de Monterrey en su respectivo stand), existe un cancionero editado por CONACULTA: La canción cardenche, tradición músical de La Laguna, compilado por Alfonso Flores Domene.
Además, una serie de jóvenes entusiastas han empezado a grabar documentales en torno a este canto popular, que poco a poco comienza a ser reconocido incluso dentro de la propia Comarca Lagunera. Más abajo se puede ver una selección de ellos.
Finalmente, artistas como Juan Pablo Villa, Muna Zul o Lila Downs han interpretado canciones cardenches. El grupo de rock Jaguares también usó un sample del tema ”Al pie de un árbol” en “El equilibrio -Parte II-” del disco El equilibrio de los Jaguares. La voz de los cardencheros sigue en el aire, aferrándose a no desaparecer.
July 15, 2008
José Juan Zapata Pacheco
Sobre el cardenche cae una especie de condena cruel y seca tal como la estepa que resguarda a sus últimos sonidos: Nadie sabe en qué fecha y dónde surgió, pero sí se sabe cuál será su muy probable fecha de defunción: El día en que las voces de Genaro Chavarría Ponce, Guadalupe Salazar Vázquez, Antonio Valles Luna y Fidel Elizalde, todos ellos de avanzada edad, dejen de sonar bajo los tragos del sotol y entre los largos silencios que enmarcan el fraseo del canto cardenche.
De entrada, el primer contacto con el cardenche suele ser ríspido, rudo y desconcertante, tal como el dolor que provoca la espina de la cactácea de la cual toma su nombre. Voces desnudas, a menudo desafinadas, dolidas, chillantes. El cardenche es uno de los pocos ejemplos en latinoamérica de canto popular a capella.
Con un origen nebuloso, el canto cardenche terminó afincándose en las estepas de la Comarca Lagunera, en el norte de México, en las primeras décadas del siglo XX o quizá finales del XIX. Un canto de campesinos, de jornaleros, fraguado al fresco de las noches luego de la jornadas laborales y al calor de los tragos de sotol.
Desde Sapioriz, en la ribera del río Nazas, hasta Jimulco, en las sierras del sur del municipio de Torreón, La Laguna rural fue tierra cardenche. Ahora sólo quedan cuatro voces que mantienen viva la tradición, en la pequeña población de Sapioriz, Durango.
Todavía en 1978 la maestra Irene Vázquez Valle alcanzó a recoger y grabar un corrido “acardenchado” en Jimulco, Coahuila, para la edición del disco Tradiciones musicales de La Laguna. La Canción Cardenche, de la colección de la Fonoteca del INAH (Ediciones Pentagrama). El resto del material cardenche provino de Sapioriz, con las voces de los padres de los actuales cardencheros.
¿Qué distingue al cardenche? Primeramente la ausencia de instrumentos de acompañamiento, la voz a capella. En segundo lugar la polifonía: el cardenche es interpretado a tres o cuatro voces (según algunos testimonios, se llegó a cantar a cinco). Y finalmente los largos silencios entre frase y frase.
El nombre de las voces es fácil de encontrar en cualquier texto al respecto: primordial, marrana o arrastre (grave) y contralta o requinto (aguda).
En las notas al disco de la Fonoteca del INAH, (en la reedición en CD), apunta el musicólogo Roberto Portillo:
La canción cardenche posee una rica ornamentación en cada voz, aquella pertenece, esencialmente, al Barroco europeo y al Renacimiento específicamente español, abarcando del siglo XVI al XVIII. (…)
La improvisación de la glosa y la ornamentación en la canción cardenche es muy interesante; se puede escuchar que estos ornamentos no son sencillos, implican un conocimiento empírico bien desarrollado de la retórica musical. (…)
Y como si esto fuera poco, constantes apoyaturas, descendientes y ascendentes, tan utilizadas en nuestra música tradicional, le dan el toque regional y nacionalista que también caracteriza a este versátil género musical.
Dejando del lado el análisis académico, que a pesar de rastrear el origen colonial del género es incapaz todavía de crear una hipótesis fuerte acerca de su origen, el cardenche se extingue ante la indiferencia de los hijos y nietos de los actuales cardencheros.
Como bien apunta don Lupe Salazar en una entrevista de Miriam Canales (Revista Replicante, No. 10):
Ahora nos tiran de locos. No les gusta oír eso ya, la música que está entrando le está quitando lo antiguo. (…)
y también don Genaro Chavarría:
Yo tengo un hijo con buena voz pero no quiere sentir; tengo un cancionero y se lo di para que estudiara y no quiere, mejor se compró discos de música loca. De chavito le gustaba andar conmigo en el rancho La Goma o en Torreón, pero cuando creció se puso a noviar y ya. La música como que los desvía.
Así, entre el olvido de los jóvenes, más aficionados al norteño o al pasito duranguense, que a esa música “de grandes”, los cardencheros guardan en su voz una tradición de décadas que se niega a extinguir. Con el apoyo de Culturas Populares de CONACULTA y las instituciones culturales de las tres ciudades de La Laguna, los cuatro señores de Sapioriz han podido interpretar su canto en numerosos foros del país, y una grabación reciente (Canto Cardenche, editado por Icocult y Ediciones Pentagrama) recoge sus voces con algunos temas no incluidos en el disco del INAH.
Aparte del los dos discos compactos, ambos distribuidos por Ediciones Pentagrama (y accesibles en todas las Ferias del Libro de Monterrey en su respectivo stand), existe un cancionero editado por CONACULTA: La canción cardenche, tradición músical de La Laguna, compilado por Alfonso Flores Domene.
Además, una serie de jóvenes entusiastas han empezado a grabar documentales en torno a este canto popular, que poco a poco comienza a ser reconocido incluso dentro de la propia Comarca Lagunera. Más abajo se puede ver una selección de ellos.
Finalmente, artistas como Juan Pablo Villa, Muna Zul o Lila Downs han interpretado canciones cardenches. El grupo de rock Jaguares también usó un sample del tema ”Al pie de un árbol” en “El equilibrio -Parte II-” del disco El equilibrio de los Jaguares. La voz de los cardencheros sigue en el aire, aferrándose a no desaparecer.
Comentarios
atte
Gracias pero haria comentarios intracendentes y banales.
Creo que si escuchan la música y le dan un vistazo a la info que aparece aqui uds lo hacen mejor.
saludos, :-)